La casa ibicenca está dotada de una lógica compositiva arcaica, que ha seducido a los arquitectos y artistas (pintores, escultores, fotógrafos, cineastas…) de la modernidad.
Casas blancas, cúbicas, simples, construidas en el pasado de manera “espontánea” y artesanal: fruto de uno de aquellos saberes que una generación le trasmitía a la siguiente. Y luego, por fortuna, la arquitectura contemporánea ha sabido adjudicar categoría de modelo a esa tipología popular, profundizando en ella, descifrando su espíritu y su clave constructiva.
Una construcción contemporánea que parte de los modelos tradicionales
Así ha procedido en este proyecto el arquitecto Roberto Ercilla después de reflexionar sobre cómo intervenir en el paisaje de Ibiza, a la vez sobrio y sensual. Lo ha resuelto, justamente, a partir de ese modelo tradicional, construido por adición de piezas: volúmenes cúbicos, en blanco cal, articulados de manera irregular y plástica, con giros, con espacios intermedios, con porches que integran el arbolado original y crean una relación entre el exterior y el interior a través de una adaptación orgánica de la casa en el solar.
El juego de huecos y amplios tramos ciegos en los muros compone figuras de extraordinaria eficacia, entre los propios volúmenes y en relación dinámica con los porches y espacios de tránsito, generando múltiples vistas cruzadas.
Miradores que integran la casa en el paisaje que la rodea
Situada ante el paisaje, desde la casa puede verse, hacia el sur, la ciudad de Ibiza y, hacia el norte, la montaña arbolada y el campo.
Perfeccionan el proyecto, sin duda, esas cubiertas que se proyectan, como miradores rectangulares, alargándose hacia la montaña. Y desde allí, al mismo tiempo que la mirada busca volar hacia las cumbres, también se complace en fijarse en cómo se combinan las distintas cubiertas: los tejados lisos, nítidos, enlazados, de los módulos.
En lo alto, cerca del cielo tormentoso, los rectángulos de rojo terracota se estiran hacia el verde vegetal. Abajo, los cubos blancos se asientan sobre terrenos ocres, entre olivos y encinas.