La recuperación y restauración de una vivienda tradicional de jornaleros de finales del siglo XIX en Vélez, Málaga, plantea una nueva mirada sobre la historia agrícola de nuestro país y una reflexión sobre la vida sostenible, integrada en el entorno natural. El arquitecto Francisco Ortega Ruiz, de FORarquitectura, a cargo de este proyecto de rehabilitación, lanza con este ejercicio arquitectónico una pregunta: ¿Cuáles son las necesidades básicas del ser humano para habitar un espacio?.
El edificio original carecía de recursos higiénico-sanitarios, "tenía espacios interiores poco salubres por la falta de ventilación, mala calidad del aire interior debido a la presencia de humedades por capilaridad, ausencia de herramientas de apoyo térmico para combatir la época más fría del año y dudosas condiciones de seguridad", explica el arquitecto. La centenaria construcción, claramente, no era apta para ser habitada. Pero la fuerte relación de la arquitectura y el programa de la edificación con el contexto rural, la aparición de un tipo de bloque de piedra popularmente conocido como Cantilla entre sus muros de carga (empleado en la construcción de las naves Catedralicias de Málaga1 durante el Setecientos), la memoria histórica y paisajística y la intención de conservar el patrimonio rural que desgraciadamente está siendo silenciado; impulsa y alimenta la inquietud del arquitecto por no dejar morir esta construcción que forma parte de la historia de nuestra sociedad y de la biografía de la Axarquía.
El resultado es una nueva vivienda cálida y acogedora con un diseño muy cuidado y una atmósfera en la que el tiempo se detiene para poner en valor lo rural. Por su calidad arquitectónica es una de las las obras seleccionadas por el Colegio de Arquitectos de Málaga para los premios del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España, entre las 184 propuestas seleccionadas. La tradición y la artesanía también se ponen en valor en este proyecto en el que podemos encontrar piezas de diseñadores como Isamu Naguchi o Valeria Vasi. Una oda al pasado que ha transformado un edificio abandonado en un verdadero tesoro rural.