No hay tabique que se resista

East District, en Taipei. Es uno de los mayores centros de negocios de Taiwan. Y del mundo. Su crecimiento se ha concentrado en los últimos diez años. El ruido es la banda sonora de un barrio donde escasean los árboles y donde caminan cada día centenares de personas sin mirarse. En este escenario megaurbano no es extraño que la familia –él es de Colonia, Alemania– buscara en su casa de 120 metros cuadrados un oasis, y que su obsesión fuera encontrar el silencio que en la calle no existe. Y también la belleza natural, algo que también escaseaba fuera. Llegar al hogar tenía que ser como sentirse de vacaciones. El antídoto era la misión.

La clave de la reforma de KC Studio, con base en Taipei, fue romper las separaciones tradicionales del espacio interior tirando tabiques y logrando así una gran área de vida que respirara y que acogiera todas las actividades domésticas posibles. Abierto y sin límites, el paso siguiente fue promover la relación funcional y decorativa entre las distintas zonas mediante muebles separadores diseñados a medida. El objetivo era conseguir que cada función tuviera su espacio concreto pero que la atmósfera creada fuera global, sin cortes. Y que ese ambiente que se respiraba cumpliera realmente su cometido: fuera fresco, agradable, limpio, verde. Con sabor a oasis.

Llegar a lo natural para contrarrestar el peso de la ciudad fue fácil gracias a las aportaciones del propietario del piso, que quería sobre todo, una omnipresente madera que decorara de forma valiente, rotunda. Tanto los suelos, creados como si fueran una alfombra, como el perfecto sofá con base curvilínea que conforma con su sola presencia una zona de paso, o la intervención decorativa de la pared del televisor, totalmente revestida, son un ejemplo de cómo se ha aplicado este elemento natural para que luzca en toda su potencia y dando lo mejor de sí.