"La idea principal es desdibujar los límites del apartamento y atraer emocionalmente la ciudad hacia su interior", sentencia Petr Janda, artífice de esta vivienda en Praga que tiene una fachada acristalada que conecta su interior con la ciudad. La casa ocupa dos plantas en la azotea de un edificio en chaflán y gracias a su altura elevada sobre todos los edificios circundantes ofrece vistas panorámicas sin igual de la capital de la República Checa. "El leitmotiv del proyecto fue el flujo libre y continuo del interior a través del espacio y su interminable continuación óptica hacia la ciudad circundante", explica el arquitecto que desde 2008 está al frente de su propio estudio.