Una finca de los años 30 en Barcelona fue la tentación a la que no supo resistirse la arquitecta de espacios Cristina Cirera, 50% del estudio Cirera+Espinet. Un piso situado en la céntrica calle Balmes, con "muchas posibilidades" en la que Cirera no tardó en proyectar su vida en familia. Y dicho y hecho.
La casa necesitaba de muchos cambios. Pero ninguno de ellos debía alterar el alma del piso, un ejemplo de arquitectura de los años 30 con un elemento del que no se podía prescindir, la joya protagonista: la bovedilla cerámica.
La reforma partió de una redistribución del espacio que permitía a la familia relacionarse de una forma más orgánica. Por eso, se prescindió de muchos tabiques y se apostó por una especie de circuito abierto que permite pasar de la cocina al comedor y del comedor al salón sin necesidad de abrir ni cerrar ninguna puerta. La nueva distribución también permitió ganar altura para, de esta forma, llevar luz natural a todos los rincones.
Todas las estancias son importantes y han sido tratadas con la misma atención y el mismo cariño. Pero hay una de ellas, la cocina, que representa el corazón de la casa. Es lo primero que se ve cuando se entra en el piso; totalmente abierta, ejerce también las funciones de recibidor y de distribuidor al resto de estancias. Su carácter informal y dinámico, invita a la vida social, con una barra metálica que incluye una zona con confortables taburetes.
Una mesa de madera, cuya textura se alinea con la de las vigas del techo, preside el comedor. A su alrededor, se organizan sillas de diferentes formas que acentúan el tono contemporáneo de toda la casa. El amor de Cirera por el buen diseño está presente en el piso a través de diferentes piezas de autor y culmina en la habitación infantil, con una cuna de madera ovalada que se encuentra acompañada por el mítico taburete en forma de elefante de Ray & Charles Eames.
Iconos del diseño, muebles recuperados... Maestra en la puntería estética, la arquitecta de interiores ha creado una casa acogedora y contemporánea con mucho color pero con espacio también para el blanco, los grises, los crema..., en un ameno juego de equilibrios.