A veces hay reformas que, más que cambiar el aspecto de una vivienda, lo que hacen es conectarla con su espíritu original. Eso es lo que han hecho desde el estudio BarrioBohrer con este ático en el madrileño barrio de los Jerónimos, uno de los más exclusivos de la capital y situado a escasos metros del Museo del Prado y del Parque del Retiro. Con el paso de los años diferentes intervenciones habían ido borrando su señorial origen, el propio de un edificio de 1905, por lo que con su reforma se han encargado de recuperarlo, otorgándole el aspecto y la excepcionalidad que siempre se mereció a través de materiales como el mármol y un impoluto color blanco que casi lo tiñe todo.
Según explican desde el estudio, con sede en Madrid y Guayaquil y fundado por Antonio del Barrio (Madrid, 1992) y Leonardo Bohrer (Guayaquil, 1992), este penthouse de 180 metros cuadrados es el único del edificio que no había sido dividido con el paso de los años por lo que mantiene el esquema de vivienda pasante, con ventilación cruzada y dos orientaciones, original de la construcción. Además, los distintos patios que conforman el volumen moldean y bañan de una intensa luz el perímetro del apartamento.
"Al momento de comenzar el proyecto, tanto el planteamiento espacial como su materialidad, no guardaban ninguna relación con la esencia primera del edificio", señalan desde estudio. Así, viendo esta situación y teniendo en cuenta las peticiones del cliente, en la reforma se trató de respetar y recuperar algunos de los aspectos de la casa originales, añadiendo también algunos nuevos requerimientos de su nuevo dueño.
En su nueva distribución cuenta con tres dormitorios con baño en suite, un aseo, cocina-comedor -salón y una pequeña terraza. Estos nuevos espacios se abren entre ellos, aumentando su superficie y adquiriendo una escala más señorial propia de su origen creando, además, diferentes conexiones más propias de hoy en día. Sin duda, uno de los nuevos protagonistas de la casa es el mármol, presente entre otras superficies en el suelo, que tiñe todo de blanco y que solo ocasionalmente es alterado por toques de color en algunas habitaciones.
Entre esas piezas que dotan de pinceladas de color a la casa se encuentran el sofá de cuero del salón, los revestimientos de mármol verde del aseo, algunas puertas diseñadas como espejo, el suelo ajedrezado en el pasillo, los apliques en pared, los visillos o las chimeneas. Elementos que aluden al pasado de la finca y guían el recorrido por esta nueva vivienda.