Para su apartamento en Moscú, el diseñador de interiores y artista Sergei Khrabrovsky se inspiró en las geometrías de la vanguardia rusa, y más específicamente en el constructivismo, el movimiento artístico y arquitectónico que reinó en el país durante la década de 1920. Por eso, el piso respira el aire de una galería de arte.
También ayuda a este ambiente la incorporación de muebles de diseño que están expuestos en los mejores museos del mundo, como la silla Ombra Tokyo de Charlotte Perriand o la Zig Zag de Gerrit Rietveld, ambas de Cassina.
Como curiosidad, el piso está salpicado por obras del propio Khrabrovsky que realizó durante el confinamiento fruto de la pandemia. Una obra muy personal que refleja el estado interior de una época.