Nos empeñamos en querer perdernos en paraísos naturales rodeados de exuberantes y salvajes selvas en playas paradisíacas sin ser conscientes de que, por mucho que nos empeñemos, también irán otras personas a las que no les importe darse caminatas de horas para sentirse solos (está todo descubierto ya). Pero la cosa cambia si hablamos de piscinas, y más concretamente, de casas con piscinas. Porque está claro que, teniendo estas maravillas acuáticas al alcance de la mano, ya nos daría más pereza hacernos los mochileros playeros. Seríamos los reyes de la tumbona y el mojito. Echa un vistazo y no digas que tú, no.