No hay dos sin tres. El arquitecto australiano John Wardle con anterioridad ya había reformado un par de veces su casa familiar en Kew, Melbourne. Sin embargo, aprovechando que ahora sus hijos se han independizado, se ha animado a transformar nuevamente la vivienda. Por ejemplo, le ha dado un mayor protagonismo tanto a la cocina como a su estudio, el mismo en el que ha pasado tantísimo tiempo trabajando sin descanso durante los meses más duros del confinamiento. Valiéndose de madera de fresno victoriano, vistosos azulejos e infinidad de piezas de arte (sobre todo, cerámicas), ha ideado su propio refugio personal.