En el barrio de la Rinconada de Madrid, junto al Club de Campo Villa de Madrid, se erige esta vivienda unifamiliar que, tras una profunda rehabilitación, deja a un lado su aspecto más tradicional para atreverse con una singular distribución interior y una rompedora puesta en escena. El estudio de arquitectura CRÜ Studio, con sede en Barcelona, es el artífice de este proyecto que toma como punto de partida la liberación del sistema de particiones existente en la casa y la reformula en un ejercicio de ordenación espacial que se fundamenta en dos colores dominantes, el blanco y el negro.
La intervención parte en el propio exterior de la vivienda donde la fachada de ladrillo visto se refuerza con láminas de acero oxidado, en un diálogo continuo entre elementos. Además, en el extremo de la zona ajardinada se incorpora una piscina de formas alargadas, cuya estética va acorde al diseño empleado en el conjunto del proyecto. Una vez se accede al interior de la vivienda, el contraste entre tonos monocromáticos se convierte en común denominador de los diferentes ambientes. Con una superficie de 350 m2, la casa consta de tres niveles: la planta baja está destinada a espacios comunes y zona diurna, con un dormitorio para servicio; en la primera planta se sitúan las habitaciones y baños, en la zona más tranquila y privada de la casa; y, finalmente en el sótano se ubica la sala de proyección, también pensada como enclave para dar fiestas.
La zona de día se organiza entorno a una gran planta diáfana revestida de pavimento continuo de resina de poliuretano blanco mate. En ella se da cabida al vestíbulo, seguido de la cocina, el salón y el comedor. Estos dos últimos se sitúan junto a los cerramientos acristalados que comunican con el exterior, favoreciendo la comunicación, y potenciando, más si cabe, la luminosidad del espacio. En el centro de la planta se ha proyectado un volumen de armarios, realizados en DM lacados en blanco, que separa la cocina de la sala, y que actúa como pasaplatos o como zona de minibar. A su vez, permite cerrarse mediante un sistema deslizante, con acabado espejo en ambas caras. La estructura modular, además, incluye armarios de almacenaje así como puertas correderas que cierran la cocina. Por su parte, la zona de noche sigue el mismo trazo que la planta baja, basada en la estética monocromática y con predominio de los blancos en todos los espacios. Tres dormitorios y dos baños se dan cabida en la planta superior, cuyos armarios y revestimientos, en línea con el conjunto de la vivienda, están realizados a medida en DM, lacados en blanco y con los tiradores fresados.