Un desnivel de 4,50 metros explica en gran medida la configuración de esta casa. Pero para comprenderla del todo, hay que ir más atrás. "Cuando le pedimos a un niño, en cualquier parte del mundo que dibuje una casa, todos presentan, invariablemente, una representación simplista, que consta de cinco líneas: un rectángulo y dos cuadrados. El pentágono compuesto por cinco líneas representa las paredes y el techo. El rectángulo está destinado a representar la puerta y los cuadrados, las ventanas", explica el arquitecto portugués Filipe Saraiva sobre el punto de partida tan básico de la casa.
"Todos sentimos que la casa es como un refugio que nos protege del mundo que nos rodea. Es nuestro refugio y nuestro propio mundo. Este arquetipo generalmente se define por un polígono de forma geométrica regular, generalmente bien proporcionado y con dimensiones equilibradas, con el que todos nos identificamos". Y con estas premisas tiró para adelante.