En la reciente reforma de la residencia NORM, el estudio de arquitectura Alain Carle, ha creado un elegantísimo estudio en blanco que parece aún más mágico cuando el frío invierno de Montreal (Canadá) cubre el suelo con su manto blanco.
Baie-D'Urfé es una comunidad residencial en el extremo suroeste de la isla de Montreal. El área está compuesta, en su mayoría, por casa grandes en lotes considerables. Debido a que la cuadrícula de la comunidad serpentea en la irregular topografía del lugar, muchas residencias son visibles desde varios ángulos, perdiendo así privacidad; éste era también el caso de esta casa unifamiliar.
Además, la vivienda per-existente, ubicada en un solar de suave pendiente orientada al sur, había sido construida sin tener en cuenta la luz, gran descuido en estas tierras en las que cada rayo de sol es un bien mayor. El despropósito iba más allá, el interior no conectaba con el verde paisaje arbolado, desde la calle en vez de verse la entrada se veía un garaje, y un largo etcétera.
Yann Deschesnes, líder del proyecto dentro del estudio Alain Carle, se propuso no solo reconfigurarlo la casa para solucionar los grandes problemas de ubicación, sino también ampliar la casa y crear un hogar pacífico y tranquilo donde el vínculo directo con la naturaleza quedase estrechado para la ajetreada familia de clientes urbanos.
La nueva casa está claramente unida con su entorno. En la nueva configuración, las ventanas de diferentes tamaños unen el interior con el mundo exterior dando, al mismo tiempo, una apariencia más abierta y habitada desde la calle. Al mismo tiempo, la nueva disposición de las habitaciones y ventanas ha dotado a la casa de una sensación de aislamiento y singularidad. Destaca y se esconde al mismo tiempo.
Tanto el interior como el exterior son completamente blancos. En contraste con el encajado exterior, el interior ofrece algunas sorpresas. Las texturas variables, la luz cambiante, las formas curvas que se repiten en toda a casa. Estas características se asemejan a la nieve soplada en formas y texturas suaves en el exterior, y aprovechan al máximo la escasa luz solar a finales de otoño e invierno.
Esta casa responde a las estaciones. En invierno, proporciona una sensación de seguridad acogedora mientras descansa sobre el mullido suelo de nieve. Pero en verano se transforma completamente, la estructura blanca brilla audazmente entre la naturaleza verde. La sensación general es de minimalismo y modernismo escandinavo sin adornos que resulta fascinante.