Después de meses buscando un piso en el barrio de Chamberí de Madrid, cuando la propietaria entró a este por primera vez se enamoró de la altura y la luz que entraba por los balcones orientados al sur. Un solado laminado cubría el suelo original hidráulico, la estructura de hierro estaba cubierta y los falsos techos no permitían apreciar la altura libre de la vivienda, que era de tres metros. Pero la arquitecta Alai Zarranz (@alaizarranz), en colaboración con Zar Edition, supo ver el potencial del piso y que su principal belleza se encontraba oculta esperando a ser descubierta.