¿Qué propuesta de interiorismo puede funcionar en un apartamento de casi cien metros cuadrados con un presupuesto de 55.000 euros? Según Marcos Catalán, al frente del estudio de arquitectura y diseño barcelonés que lleva su nombre y el de Marta García Orte, la solución radica en mutar el espacio con una intervención discreta, en conservar la mayor parte de los elementos evitando cambiar la carpintería, en utilizar materiales modestos y en aplicar arreglos sencillos como una iluminación diferente y cuidada. Esa fue la respuesta que dieron Catalán y García Orte con la colaboración del arquitecto Victor Bergnes a este apartamento de Calella de Palafrugell, en la Costa Brava gerundense.
En primer lugar apostaron por actualizar la distribución, prescindiendo del tabique que separaba la cocina de la sala de estar, de forma que la primera pasa a formar parte de la segunda y el conjunto se convierte en el centro de la vida doméstica y social de su propietario. En cuanto a materiales, escogieron un suelo de microcemento sin zócalo, paredes encaladas y piedra de granito, un continente domesticado por la calidez de la madera, el sisal, el cáñamo y el ratán. Ni siquiera se renovó la carpintería de exteriores, sino que se pintó sobre el aluminio existente.
Los interioristas buscaron después un juego de contraposición de geometrías. "La linealidad del espacio ortogonal se suaviza con las curvas del diseño de mobiliario y del mobiliario en sí, como el armario curvo de la cocina, muy poco convencional. Es un efecto que hace más amable la vivienda", dice Catalán.
En cuanto a la iluminación, eludieron las luces cenitales en favor de lámparas con pantallas de papel y cestas. "El pasillo se ha iluminado con una luz muy tenue cercana al piso, con lo que resulta más interesante y singular". Ideas elaboradas para bolsillos ajustados.