Esta casa en la campiña británica rompe con cualquier estereotipo de casa de campo

Ecléctica y artística, la creación más personal del arquitecto Adam Richards, se levanta en el condado de Sussex bajo una singular apariencia postindustrial.

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Entorno campestre, rodeado de vegetación y árboles junto a vivienda de ladrillo visto

La vivienda, una de las creaciones más personales del arquitecto Adam Richards, está enclavada en el Parque Nacional de South Downs (Reino Unido) y ocupa el emplazamiento de una antigua y modesta casa de labranza

Exterior de vivienda en fachada de ladrillo visto, aperturas en semicírculo y cubiertas en negro.

La casa de nueva construcción, alejada de todos los estereotipos de casa de campo, está proyectada en hormigón estructural con una gruesa piel de ladrillo visto y un techo de zinc negro.

Vivienda a tres niveles, fachada exterior de ladrillo, entorno natural en valle

La estructura es un volumen escalonado con distintas ventanas en arco que añaden dramatismo y un sentido de movimiento al diseño, que a la vez se hace eco de las colinas que rodean el edificio, encajando perfectamente en sus suaves y frondosos alrededores.

Bloque de hormigón de entrada principal hacia isla de cocina, suelo de madera

En el interior, una puerta lateral inesperadamente modesta, que hace las veces de entrada principal a la casa, se abre a techos altos que crean una sensación de catedral en las principales zonas de estar.

Isla de trabajo de cocina, paredes de ladrillo, suelo de madera, obras pictóricas en paredes, librería al fondo

En todas partes hay paredes de hormigón en bruto, que se contrarrestan con el suelo de madera y los cálidos muebles que visten la casa. 

Cocina con isla de trabajo, frente de armarios bajo y gran ventana superior con arco exterior

Toda la ecléctica ambientación interior de la vivienda toma como referencia a fuentes tan dispares como el trabajo del arquitecto inglés Sir John Vanbrugh, las ruinas romanas o la película La zona (Stalker), obra del cineasta ruso Andrei Tarkovsky.

sofá gris con cojines en plata y verde, mesillas verdes, consolas y asientos de estilo clásico, paredes de hormigón, cortinas amarillas

El gran salón principal está decorado con obras de arte y curiosidades coleccionadas por la familia. Las grandes aperturas miran hacia los jardines y el bosque situado más allá, llevando sin esfuerzo el exterior hacia adentro y enmarcando vistas perfectas.

Salón con moqueta, sofás grises enfrentados, butacas estilo clásico con mesilla auxiliar vintage frente a cerramientos acristalados

La casa es un extraño ejemplo contemporáneo de un edificio británico aparentemente formal, moldeado por ideas abstractas, donde se fusionan piezas clásicas, retros y contemporáneas, en medio de la campiña británica.

Sofá gris en centro de salón, mesillas auxiliares en verde, butacas y sillas clásicas, tapices en la pared superpuestos

La sala de estar puede resultar abrumadora pero, dada su naturaleza simétrica y angular, tiene una atmósfera casi religiosa. Mapas de los cuerpos celestes de los siglos XVIII y XIX, y representaciones de criaturas mitológicas, algunas en tapices que cubren la totalidad de una pared, se combinan con piezas actuales, lo que da una enriquecedora mezcla al conjunto. 

Zona de almacenaje de troncos de leña, abierto, con paredes en hormigón y pavimento de madera

Para preservar la elegancia formal del proyecto, se ha optado por esconder espacios auxiliares, como es el caso de la despensa donde se almacena la leña. 

Escalera curva con paredes de hormigón, escultura clásica, tapiz en pared

Adam Richards ha inclinado suavemente las líneas y escaleras con el fin de enfatizar la perspectiva a la hora de guiar a uno en un viaje a través de la casa, todo ello enfatizado por texturas, obras de arte dispuestas por el espacio y líneas cambiantes.

Puertas blancas hacia escaleras, suelo emmoquetado, paredes desnudas

Detrás de lo que parece una puerta de armario, una escalera sube a la luz, en una clara alusión a los escalones celestiales de la película A vida o muerte (1946), de Michael Powell y Emeric Pressburger.

Paredes de hormigón, tapiz presidiendo cabecero, cortinas en color beige, ventana con fachada exterior de ladrillo

Los dormitorios están apilados en el extremo alto de la casa, sobre una sala de estar más formal. Gracias a su elevado emplazamiento, se convierten en los mejores miradores desde los que disfrutar de las impresionante vistas de los campos de alrededores. 

Cuarto de baño con paredes teñidas de verde, bañera exenta, grifería dorada, toallero negro de pared

A medida que subes por la casa surgen toques más personales y la circulación es más serpenteante. Muestra de ello es este cuarto de baño teñido de verde, donde las formas puras de la bañera exenta contrastan con ciertos detalles decorativos propios de épocas pasadas.

Fachada exterior con ladrillo visto y ventanas de medialuna

Las aperturas en la piel de la casa se forman con arcos planos y curvos, aunque luego visualmente parecen estar manchados por la adición de ladrillos más oscuros alrededor de las mismas.

Lateral de vivienda con aperturas en fachaa verticales a doble altura

La luz se filtra en el interior de la vivienda a través de los espacios libres que deja la fachada, enfatizando, más si cabe, los interiores de doble altura de la planta baja y los dormitorios de la planta superior. 

Ventanas de la planta baja de grandes dimensiones, a modo de arcadas

El arquitecto del proyecto y a la vez propietario ve su casa como una ruina romana envuelta alrededor de una casa moderna en cuyo interior se da paso a una extraordinaria combinación de lo antiguo y lo nuevo, lo abstracto y lo concreto.

El arquitecto Adam Richards tenía claro que a la hora de dejar la ciudad de Londres para instalarse junto a su familia en plena naturaleza, en el condado británico de Sussex, quería una vivienda fuera de convencionalismos. Para ello, tomó como punto de partida la arquitectura del siglo XVIII, el paisaje natural circundante del Parque Nacional de South Downs y el trabajo cinematográfico del realizador ruso Andrei Tarkovsky. Junto a ese sinfín de referencias, más o menos explícitas dentro de la expresión final del edificio, no ha faltado la funcionalidad para dar respuesta a las necesidades del propio arquitecto y las de su familia. La limitada paleta de materiales, a base de hormigón, madera, ladrillo y zinc, y su detallado cuidado a la hora de emplearlos, es parte de la seña de identidad del proyecto.

Construida sobre la huella de una antigua granja, la forma escalonada del edificio, una caja de hormigón revestida de una pared exterior de ladrillo, incorpora aperturas arqueadas dispuestas estratégicamente. De este modo, la luz y el paisaje natural del exterior penetran en el interior, no de forma explícita a través de un muro de vidrio, sino dejando que los arcos enmarquen vistas específicas del entorno. La entrada a la casa se realiza a través de una discreta y modesta puerta que, más adelante, se abre a un espacio diáfano de gran altura donde se emplaza la cocina, presidida por una amplia isla de trabajo. Además de la cocina, en la planta baja se encuentra la sala de estar, dos comedores separados, un estudio y una sala de juegos. Paredes y techos de hormigón sobre los que se yuxtaponen piezas de épocas y estilos muy dispares, convierten al interior de la vivienda en todo un universo personal de su autor y propietario.

Unas pocas escaleras angulosas hacia arriba y se llega a los dormitorios, equipados con grandes ventanales que parecen traer el ondulante entorno verde a la propia casa. A medida que se sube de nivel, y se deja el espacio más público, surgen toques más personales. La circulación es más bien serpenteante, emulando la de las viviendas diseñadas por el arquitecto británico Edwin Lutyens. Mientras que Lutyens empleaba esta técnica para entregar casas más grandes de lo que sus clientes podían permitirse, Richards lo emplea para ir desvelando habitaciones y espacios de forma poética. Al final, la monumentalidad de la casa, con cerca de 400 m2 de superficie, parece desdoblarse en un conjunto de nichos y espacios que responden al principal propósito del proyecto: crear una vivienda familiar acogedora y muy habitable.

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