Más allá del bullicio de la ciudad de Ibiza, esta casa se ubica aislada en la montaña en una elevación con vistas al mar, en una finca de ocho hectáreas, todo un privilegio. Como dice Thomas Geerlings, fundador de la firma de arquitectura y diseño Framework Studio, con sede en Ámsterdam y sucursales en París y la propia Ibiza, "la ubicación y la edad de una propiedad también son factores que han de tenerse en cuenta". Por ello, esta casa familiar ha sido diseñada para ser completamente absorbida por el paisaje.
Los jardines están llenos de flores y plantas autóctonas, abejas y pequeños pájaros volando alrededor. Los pasillos exteriores conducen al visitante a través de la pendiente de la montaña a una de las entradas de la villa. Al acceder, las enormes puertas de entrada inundan el pasillo de luz y el espacio se abre hacia el área de la cocina y visualmente hacia los niveles inferiores por la escalera en espiral. Nos explican que "el diseño tradicional pero contemporáneo fue un deseo de la familia". De ahí el revestimiento de piedra local de las fachadas que enlaza con los muros secos que delimitan caminos en Ibiza. La sensación de amplitud se ve reforzada por los techos curvos que hacen referencia a los métodos de construcción tradicionales, pero también por los tragaluces ocultos que inundan los interiores con luz natural. Las habitaciones están ubicadas con vistas al jardín y llenas de interesantes piezas de diseño que se han coleccionado a lo largo de los años.
La cocina y el salón se sitúan cerca de la piscina y del comedor exterior, donde la familia pasa la mayor parte del tiempo, protegida del sol del verano y refrescándose en la preciosa piscina infinity, revestida con mármol verde Laponia y con vistas inmejorables del paisaje arbolado, con el mar Mediterráneo de fondo. Aquí se siente la sensación de estar aislado del bullicio ibicenco; es un oasis de silencio y privacidad. Al caminar por los exteriores ajardinados nos envuelve el paisaje gracias a todos los desniveles que se han creado y que dejan la edificación en lo más alto de la montaña. El espacio se percibe lúdico y abierto desde que se sube por el camino que conduce a la entrada de la casa, donde persiste una sensación de amable libertad.