El retiro espiritual en el campo de John Pawson
Situada en la campiña galesa, la casa está disponible en alquiler para pasar las vacaciones
Influido por su experiencia en Japón, país donde vivió cuatro años –y probablemente también por el hecho de que creciera en la abadía de Yorkshire–, la arquitectura de John Pawson siempre se ha asociado al minimalismo, a un ejercicio de sustracción de lo accesorio y lo que él considera "irrelevante" para alcanzar lo imprescindible. Este planteamiento se materializa en espacios donde prevalecen la contención y una cualidad casi espiritual que emana de su trabajo con los volúmenes, los materiales y la luz, así como del vínculo que la arquitectura establece con el lugar.
Así es en esta casa ubicada en medio de un paisaje de suaves colinas de la campiña galesa, que la firma Living Architecture, dedicada al alquiler vacacional de casas de arquitectura contemporánea, encargó a Pawson. El resultado es fruto de cinco años de trabajo del arquitecto británico en colaboración con el filósofo y divulgador suizo Alain de Botton, autor entre otras obras del libro La arquitectura de la felicidad (2006).
Su diseño se basa en el concepto de un retiro que inspira serenidad en contacto con una Naturaleza tranquila. Así, se han creado estancias de meditación y contemplación tanto interiores como exteriores, una sala de audición equipada con música relajante y una biblioteca en la que se recogen obras destacadas de la literatura occidental y oriental relacionadas con el cuidado espiritual. La casa está conectada además con una red de senderos diseñados por Hamish Fulton, un artista que hace de las excursiones parte de su propio concepto artístico.
El lenguaje formal de la construcción también habla de su conexión con el entorno. Las fachadas son de ladrillo negro, una alusión al color del tojo, un arbusto espinoso que prolifera en los alrededores, mientras que los páramos de hierba áspera proporcionan una referencia para los ladrillos de tonalidad clara empleados en el interior.
El programa habitacional se organiza a partir de una serie de cuerpos articulados por dos corredores que se encuentran en ángulo recto, en una disposición que evoca la de los claustros monásticos. De hecho, estos pasillos –uno oscuro, el otro luminoso– no están concebidos solo como meras zonas de paso, sino que también pretenden ser experiencias arquitectónicas en sí mismas, evocando la idea de un recorrido físico y mental, reforzando ese paralelismo con la figura del claustro. A su alrededor, las estancias proporcionan espacio suficiente tanto para las relaciones sociales como para el recogimiento individual.