Con una extensión total de unos 200 metros cuadrados, Casa Trava y Casa Quintero forman parte del pintoresco Barrio de Santa Lucía, en el corazón del Centro Histórico de Mérida en México, pero habían perdido toda su esencia. Y gracias al estudio TACO (Taller de Arquitectura Contextual), han sido sometidas a un proceso de rehabilitación y transformadas en espacios de alojamiento temporal, aprovechando su ubicación privilegiada junto a una de las plazas públicas más populares de la ciudad.
El proyecto, llevado a cabo siguiendo las directrices de las instituciones de conservación de patrimonio locales, propone la integración de las fachadas y paletas de materiales de ambas casas. "Este enfoque busca rescatar la escala y el carácter original de las construcciones del barrio, ofreciendo una solución a las afectaciones que la subdivisión de terrenos ha tenido en la imagen urbana", aclaran desde el estudio.
Encontrando la estructura original
Lo primero que se hizo fue eliminar los elementos añadidos a lo largo de los años, permitiendo revelar la estructura original de las casas. Se analizaron los espacios resultantes y se adaptaron para albergar las nuevas funciones que se les asignarían. Asimismo, se replantearon los accesos y las circulaciones, tanto horizontales como verticales, con el objetivo de mejorar la habitabilidad de los espacios, fomentando la ventilación cruzada y la iluminación natural.
El proyecto propone la integración de las fachadas y paletas de materiales de ambas casas, situadas en el Centro Histórico de Mérida.
Foto: Manolo R. Solís
La reforma contempló la reconstrucción de las losas, la renovación completa de las instalaciones y la aplicación de nuevos acabados en aquellos lugares que lo requerían "debido a su avanzado deterioro". También se regularizaron las alturas y se alinearon las puertas y ventanas.
"La Casa Trava, ubicada en el frente izquierdo, consta de dos habitaciones privadas, un baño compartido, cocina, área social con comedor y sala, aseo de cortesía, cuarto de lavado, patio abierto y una piscina de baja profundidad. Por su parte, la Casa Quintero, en el frente derecho, ofrece una habitación abierta en altillo, un baño con bañera, cocina, área social de doble altura, zona de lavado, patio abierto y otra piscina".
Objetivo, resaltar la historia
La propuesta de materialidad buscaba "resaltar la historia de estas casas y afrontar los problemas de humedad inherentes a este tipo de edificaciones. Se ha conservado parte de la pátina de los muros, enfatizando su paso del tiempo, y se han realizado restauraciones en las áreas deterioradas donde se han instalado los nuevos sistemas".
En cuanto a los acabados de paredes y techos, se ha utilizado pintura de cal, excepto en las zonas húmedas, donde se ha aplicado un estuco impermeable con un acabado liso. También se ha dejado al descubierto la mampostería de los muros colindantes. Los suelos interiores han sido revestidos con hormigón gris desbastado, mármol Santo Tomás y pasta; en la planta baja, se han dejado juntas abiertas perimetrales para permitir la liberación de humedad. En los exteriores, se ha empleado grava local permeable junto con placas de hormigón martelinado.