La casa de tus sueños es blanca y está en Lisboa
Esta vivienda unifamiliar, obra de Fran Silvestre Arquitectos a las afueras de la capital portuguesa, juega con la dualidad entre estar protegido y abrirse al paisaje
Dos volúmenes blancos superpuestos, de geometrías puras, dan forma a este singular proyecto, obra del arquitecto español Fran Silvestre Arquitectos. El proyecto responde a una vivienda unifamiliar, construida sobre una superficie longitudinal de planta triangular, que parece emerger en la parte alta de un campo de golf con vistas hacia la ciudad de Lisboa. Su emplazamiento ha jugado un importante papel a la hora de proyectar la vivienda, sumado a los deseos y necesidades de su propiedad. El objetivo de la obra era crear una casa abierta al paisaje que, a su vez, dispusiera de un espacio más privado en el que poder disfrutar del exterior. Un reto para el estudio con sede en Valencia al que se da solución a partir de un juego de espacial de líneas puras.
Se plantean dos piezas que se extienden sobre el terreno individualmente hasta confluir en un punto. Justo aquí es donde se ubica el acceso y los estudios. Una de las piezas longitudinales se inserta en el terreno, con una proporción que maximiza el perímetro de la arquitectura, en este espacio está la zona de día de la casa, que alberga una sala de estar abierta con espacios polivalentes y un área cocina. Un segundo cuerpo se desdobla desde el punto de contacto, destinando su espacio interior a la zona más privada de la casa, cuatro habitaciones con baño que miran hacia una zona boscosa. Tal y como reconocen los propios autores del proyecto, “ambas piezas responden a un esquema de recta y curva“, para el que se han inspirado en la fascinante la obra de Álvaro Siza y Andreu Alfaro“, reconocen los propios autores del proyecto.
La disposición de la vivienda permite que ambos volúmenes asuman sus funciones con las mejores condiciones. El primer volumen, destinado a la zona de día, disfruta de una imponente entrada de luz natural gracias a los grandes ventanales panorámicos que conectan física y visualmente con el exterior. El segundo volumen, por el contrario, menos expuesto y protegido por la vegetación del lugar, brinda a las habitantes un mayor nivel de privacidad. Ambos, unidos, establecen una conexión perfecta y en sintonía, que se hace extensible también en los inmaculados espacios interiores.