Una casa a la que le salen los colores de noche
El arquitecto Miguel Ángel Aragonés lleva el lenguaje minimalista a otro nivel con la ayuda de neones que, al caer la noche, tiñen los inmaculados interiores con una llamativa explosión de color
Apuesta ganadora y siempre efectista, el minimalismo llegó para imponerse con fuerza y convertirse en un gran aliado de arquitectos e interioristas, afines a la elegancia y sofisticación atemporal que brinda. Basada en líneas puras, espacios despejados y a menudo bañados por el blanco, la simplicidad funcional que caracteriza a esta tendencia puede llegar a resultar aséptica. El estudio de arquitectura Miguel Ángel Aragonés, con sede en la Ciudad de México, se aleja de esta última noción aportando un toque de irrupción sobre esta vivienda de moderna arquitectura que rompe con los estándares más puristas y llena de color y desenfado todo el espacio tan pronto cae la noche.
El proyecto se compone de cuatro cuerpos ensamblados (tres viviendas y un estudio) y situados en Bosques de las Lomas, una zona céntrica y con rica vegetación de la capital mexicana. Organizado en tres pisos, los espacios fluyen uno dentro del otro con una variedad de recortes geométricos que facilitan amplias líneas de visión y permiten conexiones visuales entre las habitaciones a través de los diferentes niveles, al mismo tiempo que otorgan una sensibilidad cubista. En este sentido, el empleo de recortes y aberturas en los diferentes volúmenes geométricos, así como el de esferas decorativas en piedra, hacen que el proyecto se conciba como una escultura habitable. Algo a lo que contribuye también, el juego que se crea a base de reflejos y materiales como estanques de agua y acabados pulidos a espejo.
La planta baja está dominada por la agrupación de los espacios comunes. Salón y comedor comparten un área de generosas dimensiones y abierto al exterior a doble altura, presidida por una plataforma reflectante que evoca a un estanque de poca profundidad. La planta, además, se prolonga hacia el exterior, concretamente hacia un patio triangular rodeado de densa vegetación, la misma que se dispone a lo largo de todo el perímetro de la vivienda para llenar de luz natural y verdor los espacios interiores. En la primera planta están situados los dormitorios, con la estancia principal sobresaliendo sobre el patio triangular, mientras que los otros dos dormitorios se abren a una terraza con vistas a un estanque triangular situado en la parte superior del garaje. Finalmente, el último piso cuenta con una piscina en la azotea, delimitada por una serie de delgados recortes y rodeada de vegetación para una mayor privacidad.
Una vez anochece y la oscuridad se impone, los interiores transforman su original blancura en un lienzo multicolor a base de luces de neón. Los diferentes colores se mezclan de forma equilibrada entre sí, generando un gran efecto visual que va allá de los límites de la propia vivienda.