Admiramos los proyectos que diseñan los arquitectos e interioristas para otras personas, pero ¿cómo viven ellos? ¿Adoptan las mismas soluciones que proponen a sus clientes, o se reservan pequeños secretos? ¿Tiene sentido en este caso el dicho de "en casa del herrero, cuchillo de palo"?
Esta vez tenemos la oportunidad de asomarnos al espacio particular de Gaila González, diseñadora de interiores y estilista del estudio Egue y Seta. Ella prefiere vivir en una bitácora de viaje o en un diario que en una revista de decoración, y su casa, lejos de ser un museo o un escaparate impecable de tendencias actuales, es el resultado de su insaciable curiosidad desparramada por los mercadillos del mundo y el tiempo. El resultado es un feliz cajón de sastre en el que objetos de procedencias muy dispares encuentran sorprendentemente su lugar en este mundo propio.
Pero dejemos que sea ella misma quien se explique: "Encontramos el piso hace poco más de un año casi por casualidad, justo cuando estábamos a punto de tirar la toalla. Lo que más nos gustó de él fue la luz que atraviesa la cristalera de la entrada, que consigue unir salón y cocina pese a no estar muy próximos, y su ubicación, a un paso de María Pita, en el centro de la ciudad. Además nos encantó que la zona de dormir fuese un espacio tan amplio y bien distribuido, dormitorio: vestidor y baño forman un espacio independiente, ideal para el día día... Y sí! El vestidor fue fundamental para el flechazo!"
Una vez instalados, decorar las estancias fue una tarea sencilla; cada espacio pedía lo que necesitaba y Gaila y su pareja Óscar se lo dieron. Muchos de los objetos que tienen en casa están hechos a medida, otros tantos son heredados y hay otra gran parte de chollos que han ido recopilando durante años y pisos.
"En las paredes tenemos muchas obras de amigos y conocidos. Nos gusta lo clásico, siempre atemporal, mezclado con objetos de todo tipo rescatados de anticuarios, mercadillos, la basura –aunque la basura ya no es lo que era– maderas nobles y muñecos de plástico, ¿por qué no? Si mi casa tiene que hablar de mí mejor que diga algo gracioso."
Y, como es obvio, para ellos una casa nunca está terminada: "La decoración de nuestras casas, como nosotros mismos, está en constante evolución y cambio."