Edificada a comienzos del siglo pasado en Heindonk, no lejos de Bruselas (Bélgica), como presbiterio de una iglesia, esta casa ha recibido por parte de los decoradores Jan Smits y Kathy Alliët un tratamiento que salvaguarda el espíritu original de la construcción, pero sin renunciar a experimentar con los espacios y reinterpretarlos desde una óptica contemporánea y muy personal. Así, los suelos y ventanas han sido restaurados y se ha mantenido la distribución de los espacios. Algunos elementos –paredes, techos– que habían sido modificados, fueron devueltos a su origen. "Como somos autodidactas, nos sentimos muy libres al organizar y decorar las casas", defiende Jan Smits.
Es una observación interesante, que invita a preguntarse qué quiere decir. Sentirse libre es, en principio, no tener miedo a elaborar un proyecto en base a las preferencias personales; a experimentar los espacios y a interpretarlos. Acercarse a ellos a través de rodeos, de tanteos subjetivos que ninguna regla puede censurar. "Cada elemento añadido es puro y no recarga la decoración. Hemos abierto perspectivas favoreciendo la iluminación natural sin forzar la arquitectura", explica Kathy Alliët.
Para estos decoradores formados en el arte flamenco (sus valores de precisión y colorido, sutileza espiritual y sensorial), la belleza radica en la espléndida calidad de los materiales. Belleza elegante pero no fría, sino vivificada por el contraste de texturas, formas, tonalidades...
Las superficies blancas y negras organizan una partida binaria en los interiores, creando una versión particular de lo clásico aunado a lo contemporáneo. Menciones especiales merecen la cocina y el cuarto de baño que, con sus elementos antiguos (de hierro, cobre, madera, baldosa hidráulica) y sus aportes modernos (lámparas, esculturas, cuadros, alfombras, butacas...) escenifican con fuerte personalidad el objeto de sus creadores: calidad de vida a través de interiores bellos y armoniosos, con hallazgos sorprendentes y vivificadores; como esos chorros de color bermellón en cuadros colgados sobre paredes negras.
"La buena arquitectura es como un puzle, donde cada pieza encuentra su lugar, el único posible para componer la figura entera", concluyen Jan Smits y Kathy Alliët. ¿Es posible conjugar un busto de mármol antiguo con la imagen del pato Donald? ¡Cómo no!