Ayudarles a estar cómodos en su nueva vida, esa era la misión de Clara Fdez, diseñadora de interiores, cuando una familia que se mudó a Madrid con tres hijos adolescentes y le encargó el proyecto de su casa. La vivienda, de 140 metros cuadrados, se ubica en el madrileño barrio de Salamanca y, como explica la artífice del proyecto, “tenía un interminable pasillo tubo que desde el primer minuto tuve claro que tenía que desaparecer”. En ese espacio ubicó la cocina, “que pasó a ser enlace entre la zona de noche y la zona de día y el núcleo de la casa. Fue una apuesta arriesgada pero fantástica”, subraya.