Andrew Totter firma la rehabilitación de la Villa Castelluccio, una intervención muy respetuosa con la esencia de la casa que destaca por la interpretación que se hace del lujo. Aquí el privilegio se encuentra sobre todo en su ubicación, una zona de campo de la región de Puglia, donde olivos centenarios son los testigos del paso del tiempo en sus exteriores casi intactos.
La intervención arquitectónica ha sido prácticamente nula, conservando el encanto de esta típica villa del Sur de Italia, construida en los años 20. Una sola planta, con la fachada original donde se aprecian ventanas y puertas con las clásicas persianas de madera, nos da la bienvenida. Un paisaje sencillo que nada tiene de simple. Una vez dentro, un único suelo de piedra caliza "trani" va uniendo las diferentes estancias, que mantienen su independencia gracias a las características puertas de madera. La madera, con sus vetas al natural, dan ese toque rústico que combina a la perfección con la piedra del suelo y las paredes blancas.
La mezcla entre lo antiguo y lo moderno da sentido al conjunto, cuya decoración, casi monacal, habla de serenidad y respeto con lo local. Materiales modernos como el cemento y el hormigón, presentes en encimeras de la cocina y los baños, conviven con otras materias autóctonas. Tejidos de lino y cestería refuerzan la imagen natural, habitación por habitación. Detalles sofisticados, como las griferías doradas o las obras de arte que pululan por ciertos rincones ponen la nota lujosa a esta casa rural, donde el estilo rústico toma otra dimensión.