El estudio de arquitectura Trias, con sede en Sydney, ha proyectado para una pareja de Newcastle (Australia), una vivienda formada por tres módulos que se unen bajo los principios de solidez, pureza y singularidad. Entre dos patios, uno delantero y otro trasero, se levantan dos pabellones principales y un estudio donde se han primado los valores de sostenibilidad y austeridad dentro de un diseño de líneas vanguardistas. La filosofía del "menos, pero mejor" se convierte en una especie de mantra en este proyecto y se materializa, entre otras medidas, empleando ladrillos recuperados de la construcción originaria –un adosado de los años 1940–, para elevar el edificio, tal y como establece la regulación vigente de control de inundaciones. Para ello, en lugar de optar por los soportes convencionales, los arquitectos han empleado los viejos ladrillos para construir una sólida elevación que otorga a la vivienda mayor peso y seguridad pese a estar en un entorno costero azotado por el viento. La solución empleada, además de ser totalmente sostenible desprende cierto ápice de romanticismo, puesto que la nueva estructura descansa sobre los cimientos de la antigua construcción.
El ladrillo, se convierte así en un denominador común en este proyecto puesto, además de la citada elevación, su presencia se extiende desde el exterior, en las zonas de paso que se abren camino hacia la casa, hasta en interior, allanando la sala de lectura que une a modo de puente los dos pabellones. Gracias a sus cerramientos acristalados, esta zona de paso-lectura atrapa la luz del norte en invierno dejando, a su vez, que el ladrillo recoja los beneficios de la masa térmica. Los pabellones principales se han diseñado para propósitos muy claros, uno está destinado a zona de día y el otro a la de noche.
Las paredes de madera alistonadas del exterior contrastan con la paleta de colores claros y la estética purista del interior. Las generosas ventanas se expanden hacia fuera, con repisas para tomar asiento en la propia apertura. A pesar de sus esfuerzos en la sencillez, el proyecto de Trias presenta un baño de aspecto lujoso. Una amplia ducha de obra a ras de suelo cuenta con un banco de azulejos y una hornacina empotrada con marco de bronce. La cocina, abierta al comedor, cuenta con una isla que nuevamente incluye el ladrillo como elemento unificador del proyecto. La presencia de armarios y estanterías predominantemente blancos se acompaña de un mobiliario sobrio, de estilo escandinavo donde predomina la madera clara. Por su parte, las habitaciones no son excesivamente grandes, pero mantienen un valor de la proporción que las dota de un gran pragmatismo.
Exteriormente, un bajo muro de color rojo tierra se curva alrededor de la casa delimitando el terreno. El color, corresponde con el ladrillo reciclado y los rojos oxidados de los barcos de carbón que circulan por las costas de Newcastle.