En el proyecto Casamanda, de Presicci+Pantanella d´Ettorre Architetti, los tonos de la tierra toscana y de su vegetación se expresan en los rasgos del volumen y penetran en el interior de la construcción, que ha adquirido una identidad de granja moderna, en la que los elementos del paisaje forman parte material de la arquitectura. El proyecto organiza la construcción en dos niveles. El interior recibe luz natural gracias a un corte vertical realizado en el lado norte de la vivienda. Una escalera interior, que lleva directamente a uno de los dos dormitorios, exhibe un lenguaje material de hierro y hormigón visto, en contraste con la mampostería y la terracota, técnicas constructivas más tradicionales.
Al llegar a la casa por un pequeño camino rural, el visitante percibe que el volumen no interrumpe ese antiguo y oscurecido muro de piedra arenisca que separa el terreno de la acera sino que establece una continuidad. Y aún más: parecería que la casa fuera su propia y natural derivación y que, uniendo los tiempos, dialogara con el muro. Es un gesto de pertenencia a la historia del lugar, al paisaje circundante de colinas, viñedos olivos, cipreses y castaños, y de empatía con el trabajo de las granjas, los animales y el color matizado de las estaciones, que por esta región pasan dejando caudales de belleza. Por eso, las estancias sociales (la cocina, el comedor y la sala de estar) comparten el mismo espacio abierto, y proporcionan las mismas maravillosas vistas, a través de grandes ventanales entregados a la contemplación del paisaje toscano. Los suelos son íntegramente de hormigón. En el nivel superior, las zonas privadas aprovechan la altura del techo de madera y se abren hacia el sur, hacia las vistas de la laguna de Orbetello, declarada Reserva Natural y donde anidan abundantes pájaros, otro de los atractivos que rodean casa proyectada por Ettorre Architects.