El reto al que se enfrentó Guillermo Vázquez Consuegra a la hora de proyectar esta casa no era pequeño: salvar una parcela estrecha rodeada de edificios altos que interrumpen la luz natural directa y una estructura ya existente.
El proyecto transforma los 447 metro cuadrados existentes, divididos en cinco plantas, en un espacio diáfano y que aprovecha al máximo los recursos de los que dispone, convirtiendo sus debilidades –como la falta de luz– en fortalezas, mediante la creación de grandes espacios acristalados, con cerramientos que benefician la entrada de luz natural, como es el caso de la corredera de hoja oculta Lumeal, de Technal. Esta estrategia también ayuda a que el espacio se perciba más amplio.
Tal y como describe el arquitecto, “la vivienda asume la organización tipológica que caracteriza la casa sevillana, es decir, la secuencia: zaguán‐patio‐estancia‐jardín, buscando transparencias y perspectivas profundas, pero donde el zaguán se convierte aquí, merced a su condición de espacio filtro con doble cerramiento (cancela perforada y puerta acristalada) en un eficaz y solvente regulador térmico de la casa”.
La distribución de la vivienda se realiza a través de un sótano, tres plantas interiores y la terraza. El sótano, ya previamente construido, se modificó, pasando a ser un sótano que se abre a un patio de bambúes para conseguir una mayor iluminación y una mejor ventilación.
La planta baja está pensada como un espacio único, que se extiende desde el zaguán hasta el fondo del jardín, con una conexión interior‐exterior que se realiza a través de las correderas Artyal de Technal, con un ancho total de 10 metros.
Las plantas intermedias están destinadas básicamente a las zonas de noche. La primera cuenta con una terraza volada sobre el jardín en el extremo opuesto al dormitorio principal, y con un gran baño acristalado con vidrio reciclado. La segunda está destinada a dormitorios y espacios de ocio y trabajo. Esta segunda planta dispone también de una terraza y se introduce en el jardín a través de un gran voladizo en el que se encuentra la escalera que conduce a la azotea. Este voladizo permite disfrutar de la sensación de estar envuelto por la naturaleza, pese a vivir en el centro neurálgico de Sevilla. Por último, en la azotea se encuentra la piscina y otras estancias al aire libre, todas protegidas por un sistema de toldos que cubren la montera de vidrio sobre el patio.
El proyecto asegura el máximo aprovechamiento de la luz sin renunciar al mejor confort térmico posible, lo que permite que la casa se mantenga fresca en los meses más calurosos y cálida cuando empieza a hacer frío. Las correderas Artyal ofrecen ese difícil equilibrio entre transparencia y confort ya que emplean menos aluminio a pesar de crear paños acristalados de elevadas dimensiones. El sistema permite mover suavemente hojas de hasta 1.200 kg de peso y 3,5 m de altura gracias a dos carros de ruedas colocados en la parte inferior del sistema.