No lo parece, pero esto es una reforma. El estudio Ábaton ha transformado una construcción maciza y compacta en una vivienda permeable a la visión de la Naturaleza, “perforada” por amplias aberturas al jardín.
Al deseo explícito de disfrutar de una casa que pudiera vivirse desde el primer día, los arquitectos del estudio Ábaton idearon un atajo en el tiempo: la adquisición de un edificio bien construido, con un jardín ya consolidado y que permitiera una reforma al modo contemporáneo. “Queríamos que, una vez terminada la obra, pareciese que llevase allí toda la vida”.
Y así fue. Los clientes eligieron una casa de los años sesenta en Somosaguas, con un espléndido jardín, pero demasiado maciza y compacta. Todo cambió a medida que esa dura envolvente era sistemáticamente “agujereada”, modificando y renovando las formas y los usos de la casa, mientras el jardín penetraba por los huecos abiertos en la cáscara.
Factor decisivo en la culminación feliz de este proyecto ha sido la complicidad con el propietario, “que tiene un amplio conocimiento de arquitectura y es gran admirador de los maestros del movimiento moderno. De ahí el guiño a Mies en el sistema de pilares del porche”, informa Antón Pérez Panizo, de Ábaton. Se trata del amplio porche longitudinal, bordeado por castaños de Indias, cuyas copas dan sombra al dormitorio principal, en la planta superior.
En esta zona (la suite) puede verificarse una gradación espacial de la privacidad, entre el vestidor, el dormitorio y el baño, creando intimidad y a la vez la sensación de estar siempre abocados a la Naturaleza. Quedémonos un momento en el dormitorio: las ramas de los castaños proyectan sombra sobre la losa de hormigón arquitectónico (líquido) que cubre el porche.
La arquitectura es un espacio compuesto no por toda la variedad entretejida de su contenido: muebles, materiales, texturas, colores, árboles... Una asociación serena y vivaz de detalles. Como la delicada escultura de raíz tropical lacada, que exhibe su pequeña forma retorcida delante de la escalera principal, pieza clave de la reforma, escultura en sí misma que comunica las plantas y a la vez participa del interior y del patio exterior.
Se trata, finalmente, del “hogar” que los propietarios querían habitar casi desde el primer día. Y nadie reconocería la casa original. Ni por sus porches modernos ni por sus revestimientos (acuapanel, piedra de canteras españolas, madera de roble en suelos interiores). Ni por los arces japoneses y los alcornoques de nueva plantación.