El lago de Annecy, en la Alta Saboya francesa, está considerado como uno de los lagos más limpios del mundo. La pureza de este rincón entre escarpadas montañas merecía una arquitectura contemplativa, y a ella se han entregado Carole y Fabrice Gibert, fundadores del estudio Archidomo, en el diseño de esta casa que se alza sobre un terreno en pendiente. Como no podía ser de otro modo, los autores han optado por una construcción anclada a la topografía mediante tres volúmenes escalonados que generan espacios abiertos a diversa altura. La relación fluida entre el interior y el exterior por medio de amplias aberturas acristaladas ayuda a crear una gradación espacial y conceptual entre lo público y lo privado. En el interior, una paleta material escueta pero noble dominada por el hormigón, la piedra y el roble prolongan la visión de una arquitectura ajena a la ostentación.