Desde Holanda llegó un día al paisaje ampurdanés el interiorista Ron Brutus de Gaper, se enamoró de él y, junto con su mujer Itziar, terminó encargando la construcción de una vivienda en L’Escala al arquitecto Jaco Woltjer, en cuyo proyecto, por lo demás, la pareja ha contribuido sustancialmente. A menos de mil metros de la costa y con vistas a los Pirineos, esta casa de fin de semana ha sido concebida volcándose ampliamente al exterior, con enormes ventanas que son, en realidad, puertas normalmente abiertas al jardín. La piedra pulida de L’Escala sostiene un espíritu doméstico animado con noble frescura por sofás de bambú, mesas de mimbre, alfombras iraníes y marroquíes, un tapiz de lana, innumerables jarrones de porcelana y cerámica, lámparas con pantallas anaranjadas, el retrato de un joven africano, dos sublimes cabezas de cera art déco sobre una mesa italiana de los años ochenta… Y arriba, una cubierta verde parece subir el jardín a la terraza: "Lo decidimos así porque solo desde allí vemos también el mar", dice Ron.