La Vila Malgrats, situada en Santa Ponsa, al suroeste de Mallorca, es una casa para vivir al aire libre, sin salir de ella. El proyecto arquitectónico es de Guillermo Reynés (de GRASReynés Architecture Studio), y Bárbara Aurell, al frente de Espacio en Blanco, firma el interiorismo. La casa está revestida con piedra de marés y madera de teca, y consta de dos plantas: la inferior aloja los dormitorios y, en la superior, el salón y el comedor se abren al paisaje a través de sus paredes acristaladas o sin más barrera que el dulce aire marino.
La arquitectura racional de la casa ha guiado las decisiones del interiorismo, utilizando materiales a propósito: la misma piedra para pavimentos y baños, combinada con paredes de hormigón y parquet de roble emblanquecido, para dar continuidad cromática a todas las estancias. El porche está recubierto con la misma madera de la fachada, perfectamente integrado en el interior gracias a la unificación del mobiliario. Con esa intención se diseñaron cuatro mesas cuadradas, de hierro negro barnizado, dos con el sobre de piedra de marés y dos con el sobre de iroco. Los dormitorios de la familia tienen salida directa al jardín y a la piscina principal. En la primera planta, a la que accedemos por una escalera de roble, se extienden en toda su luminosa amplitud los salones acristalados, y un pasillo de madera conduce a la terraza de ese nivel, entregada a la fascinación del paisaje.
Pero la joya de la corona de este proyecto es la azotea, el lugar que destina el matrimonio (con cuatro hijas) a largas reuniones con amigos, con las más bellas vistas sobre las islas Malgrats, con barbacoa y la segunda piscina de la casa, rodeada de colchonetas. Y el atractivo irresistible de un gran chill-out con asientos bajos tapizados con tela de barco. Una mesa de aluminio lacado con sillas a juego, para comer al aire libre. Taburetes en la zona de la barbacoa, para los amigos aficionados a tomar plácidamente un aperitivo mientras se preparan las piezas de carne, entre el humo oloroso y las charlas. "Como la azotea está tan abierta a la naturaleza, nos hemos permitido aquí una pequeña licencia cromática y algo de picardía: verde pastel, rosa empolvado y mostaza, usando el gris como unión entre todos los colores", dice Bárbara Aurell.
Con el soberbio paisaje de fondo, la diseñadora explica que las vistas de islas Malgrats han definido y caracterizado los espacios y que, en realidad, la casa fue diseñada desde arriba hacia abajo.