Los muros y pavimentos de esta casa parecen surgir de la tierra donde se asienta. Ambos dan continuidad al suelo rojizo, arcilloso y fértil –conocido como call vermell– característico de Alcúdia, al norte de Mallorca. De hecho, este material forma parte de la construcción. Así, entre olivos y algarrobos, emerge Ca S’Alou, un proyecto del estudio Munarq que se inspira en los sestadors, las antiguas naves agrícolas de la zona, para reinterpretar el estilo rústico mallorquín. La casa, de 480 m2 distribuidos en dos volúmenes de una sola planta y conectados por un patio, se camufla a la perfección en el paisaje. Algo que va más allá de su mera apariencia. "Los materiales, el mobiliario y la decoración se eligieron por su bajo impacto ambiental y según la premisa de no introducir materiales prefabricados", explican Rafael y Pau Munar, socios de Munarq. Una apuesta por la sostenibilidad que también se refleja en el trabajo con artesanos locales y en las soluciones de eficiencia energética, como la ventilación cruzada o una instalación fotovoltaica. Otra forma de vivir la isla, lejos del bullicio de las playas, que invita a disfrutar de la calma y de la naturaleza más agreste.