Cáñamo, cal y marés, una casa natural, es el nombre que ha puesto el estudio Ideo arquitectura a esta vivienda de más de 200 años en Ses Salines, al sur de Mallorca. Una maravilla de arquitectura ecológica que nació bajo la premisa de "piensa global, actúa local", o lo que es lo mismo, contaminación cero y recursos locales. Es el propio estudio quien cuenta cómo lo han conseguido: "dejándonos llevar en el diseño arquitectónico por lo que el material en su esencia nos puede aportar. De este modo, el escombro que genera la propia obra, la reutilización y reciclaje de acabados como pavimentos, alicatados y puertas existentes, el uso de nuevos materiales de empresas de la isla, todo ello unido a técnicas constructivas locales como el revoco a la cal, hacen de Can Monges un lugar de experimentación y ensayo".
Toda la esencia de Mallorca se recoge entre las paredes de esta casa de más de 200 años
Foto: © Salva López
Después de valorar opciones, arriesgamos y nos decidimos a usar el cáñamo
Cáñamo, madera, barro y cerámica, los materiales se funden con el afán de lograr una rehabilitación eficaz a nivel medioambiental, que ponga de relieve el trabajo artesano local de la isla. Y para ello tenían claro que había que arriesgar. "La vivienda tiene 200 años de antigüedad y sufría un problema enorme de humedad por capilaridad. Después de valorar opciones, arriesgamos y nos decidimos a usar el cáñamo. Somos pioneros en las islas en su uso, y esperamos ser ejemplo para otros arquitectos. Según nos consta, en Mallorca, y en casi toda España, no se ha trabajado aún con este material por desconocimiento y falta de empresas que lo fabriquen (en 1961 Naciones Unidas prohibió su cultivo, hoy ya levantado). Sin embargo, sabíamos que es apto para zonas de elevada humedad ambiental como la isla, ya que la regulación higrotérmica que provoca este material aumenta el confort y ahorra energía. Lo interesante es que el cáñamo recoge la humedad del terreno y lo transmite al ambiente interior, no se queda en el muro. Dispusimos un zócalo perimetral de un metro de altura que recorre toda la planta baja. Cuando la casa esté cerrada, la humedad por capilaridad que ha pasado al ambiente a través de este zócalo de cáñamo, desaparece gracias a la ubicación estratégica de varios respiraderos cerámicos en fachadas opuestas que renuevan el aire”, nos cuentan.
Las cuerdas de las barandillas de las escaleras son de cáñamo
Foto: © Salva López
Otro punto importante fue qué hacer con el escombro que generaba la obra, y ahí aparecieron dos palabras clave: reutilización y reciclaje. "El escombro se ha empleado para consolidar muros de fachada. Los bloques de marés del antiguo secadero se han utilizado para el nuevo mobiliario de la cocina y baños. Igual sucede con el pavimento, al que se le ha dado una segunda vida reutilizándolo en los dinteles de los nuevos huecos de fachada”. También el barro y la cerámica ocupan un lugar importante, ya que fueron suministrados por empresas locales y están presentes en bajantes, canalones y otros elementos. "Por ejemplo la chimenea del salón se construye con el gesto invertido de dos bovedillas curvas, las mismas que hemos utilizado para el nuevo forjado de la cocina y para los apliques de iluminación de las habitaciones". La madera del pino norte está presente en puertas y ventanas, y la construcción en cal es otra técnica antiquísima en Mallorca que en este proyecto, el estudio se ha atrevido a utilizar en pavimentos y techos. "El resultado de continuidad estética y plástica de todo el interior, revela un ambiente de paz y sosiego, una de las pocas exigencias del cliente".