Jaime Romano es un amante de Ibiza, y esta casa es una prueba convincente de ello. "Se ubica en la ladera de una pineda y, a fin de no ser destructivos con el paisaje, aprovechamos un claro natural para encajarla", explica el arquitecto. Y es que la naturaleza que lo rodea y la esencia ibicenca han sido la base en la que se ha asentado este refugio. "Los propietarios acudieron a mí con varias referencias de Mallorca. Querían una construcción donde primase la piedra. Sin embargo, les expliqué que el marés (roca típica de las Baleares) posee diferentes usos, dependiendo de la isla", añade.
La casa entrega la vista al entorno, sin perder su enfoque funcional: está nítidamente diseñada para emular la personalidad de la familia que la habita. Los tonos base y los materiales nobles están teñidos por toques divertidos y por la elegancia de los detalles contemporáneos. "La cerámica del comedor en azul ultramar, obra de Roberta Jurado, la interiorista, es un homenaje al Mediterráneo”, concluye Jaime.