La casa es, ante todo, un proceso de transformación ligado al lugar, a su vegetación, al ritmo de las estaciones e incluso a las constelaciones que centellean en su cielo... Son las ideas que circulan entre los integrantes del estudio S-AR. Y son las que han guiado el proyecto de esta "casa cosmos", en un puerto casi escondido, en la costa del estado de Oaxaca, México. Tres elementos principales componen la casa: un núcleo de hormigón, que engloba los espacios interiores; una rejilla exterior de vigas y columnas también de hormigón, y el techo como mirador hacia el paisaje.
Una piel de celosía de madera mecánica (en vez de la mayoría de paredes y ventanas) garantiza una relación fuerte con el paisaje. En una planta cuadrada casi perfecta, el núcleo de hormigón enmarca una parte reducida del programa: dormitorio, cocina, sala, comedor y baño. Envuelve ese espacio nuclear la rejilla de vigas y pilares de hormigón con acabado liso, generando las zonas exteriores de la vivienda. La forma crea espacios para las actividades al aire libre: patios, terrazas, circulación perimetral y un estanque. El tejado, que funciona como un mirador hacia el paisaje, sostiene un espejo de agua, donde "leer las estrellas, las constelaciones, el cosmos que nos rodea por la noche", dicen, complacidos, los arquitectos.
La cuadrícula exterior de hormigón incorpora la vegetación, anulando los límites entre arquitectura y paisaje. El paso de las estaciones cambia todo de color y propicia la rotación de actividades y de uso de los espacios, fuera y dentro de la casa.