Si la música nace de la inspiración, y esta a su vez encuentra alimento en la calma, entonces la Casa del Silencio de Fran Silvestre es el mejor escenario para que la magia sonora se produzca. El estudio valenciano ha creado el marco ideal para que la vida y la profesión de su propietario, un músico, fluyan en armonía. El proyecto se ubica en una zona de viviendas cerca de Valencia donde las casas vecinas están muy próximas entre ellas. Para que eso no se convierta en un obstáculo para la actividad creativa se ha creado en planta baja un volumen semienterrado que configura el estudio de grabación. Un recinto de hormigón, dentro de otro recinto de hormigón, con una acústica muy estudiada. Este volumen divide la planta baja en el vestíbulo de acceso y la zona pública de la vivienda, abierta al jardín y a la piscina. Sobre este nivel se deposita una planta con la zona de noche materializada con morteros de cal blancos. La casa se muestra aparentemente cerrada frente al entorno, pero abierta en su quinta fachada a sus jardines colindantes. Una suerte de íntimos patios en los que poder disfrutar de la naturaleza y del silencio.
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