La diseñadora Lorena Canals en familia: entramos en su refugio mediterráneo
La diseñadora de alfombras Lorena Canals disfruta en familia de esta casa en la Costa Brava construida al borde del mar
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En Sant Antoni de Calonge, en pleno corazón de la Costa Brava, la diseñadora de alfombras Lorena Canals disfruta de su particular refugio. Un lugar muy especial que constituye el escenario perfecto para cada una de sus alfombras.
Una casa moderna y acogedora al mismo tiempo que se transforma con cada nueva colección. Willy Müller, el arquitecto del proyecto, en todo momento tuvo presente la ubicación, respetando los accidentes del terreno y las características del entorno. El resultado es una casa “a la carta” que cuenta con refrescantes soluciones, como un espectacular espacio abierto en la primera planta que da mucho juego.
La estructura de la vivienda, de hormigón visto, se asienta sobre un solar en pendiente que permite disfrutar de la vegetación de la zona en un sentido amplio y mirar al Mediterráneo cada día cara a cara. Las líneas rectas de la construcción contrastan con la calidez de unas alfombras que Lorena diseña desde el año 1990 empleando tejidos naturales. Todo empezó el día en que se preguntó: “¿Por qué no puedo lavar las alfombras de las niñas en la lavadora de casa?”. De esta manera nació la empresa que lleva su nombre y que produce alfombras lavables con materiales de primera calidad y atractivos diseños.
Hechas a mano en algodón natural y con técnicas de fabricación artesanales, las alfombras de Lorena decoran y refrescan los espacios de esta casa situada frente al mar. Los modelos de grandes dimensiones embellecen los espacios más diáfanos, mientras que los modelos verticales dan dosis de personalidad a las zonas de paso. Es una invitación a andar descalzos y a trasladar al interior de la casa la sensación de libertad que se respira en el exterior.
esta vivienda del Baix EmpordàUna “alfombra de césped” rodea la construcción. Y la imprescindible piscina privada invita a darse un chapuzón en las horas de calor. En el piso de arriba, se concentran los dormitorios, todos ellos con vistas a un paisaje que es capaz de desestresar hasta al más inquieto. La vida transcurre plácidamente en
, que más que una segunda residencia es una residencia de primera. Un paréntesis de silencio, una invitación a relajarse en la mejor compañía: la brisa del mar y el aroma de los pinos.