Una casa en blanco que cambia completamente cuando se hace de noche

"Doblar una esquina y no saber qué es lo que vendrá. Esto es probablemente lo que más me gusta cuando camino a través de una ciudad. Por qué no hacer lo mismo dentro del espacio propio". Con esta reflexión, los arquitectos mexicanos Rafael y Miguel Ángel Aragonés concibieron el proyecto de reformar esta preciosa casa de 600 metros cuadrados en Los Ángeles. Algunas de las paredes heredadas de la estructura original permitieron jugar con el elemento de la sorpresa dentro de la vivienda. El perímetro construido del proyecto está confinado por muros privados, creando un patio íntimo para cada habitación.

"Todo volumen, toda habitación y elemento interior fue diseñado meticulosamente y con cautela para formar una unidad coherente con el espacio que la rodea. Suma de elementos que generan espacio. Suma de espacios que narran una historia".

El proyecto se ubica en un terreno en esquina rodeado de gran vegetación, por lo que el paisajismo existente fue enriquecido añadiendo más árboles, los cuales "ayudaron a traer el verdor del paisaje de fondo más cerca, hasta nuestro espacio perceptible".

Además, la casa aprovecha la gran luz, brisa y temperatura que provee la ciudad de Los Ángeles. Se trataba, por tanto, de crear un refugio íntimo que fuera lo más abierto posible, para dar la bienvenida a estos elementos con la suficiente cautela para no revelar todo el espacio en un instante.

El estudio utilizó por primera vez el terrazo tras conocer a una familia local que se dedicaba a este material. "Trabajamos con suelos de terrazo por primera vez y quedamos gratamente sorprendidos por una familia de instaladores que dedican su vida a ello, una vida entera aprendiendo la naturaleza de este material, ayudando a lograr elementos únicos a través suyo y a lo largo de una casa. Y ese fue el material que nos ayudó en nuestro esfuerzo por unir las transiciones de interior a exterior".

El blanco, el blanco más blanco en estado puro para los espacios de transición, una forma de aumentar la sensación de amplitud y luminosidad en cada rincón, jugando al despiste y sin saber qué vendrá después del siguiente muro o pared. Mientras, la madera se utiliza para dar calidez a aquellos espacios que tendrán "una actividad más prolongada", como la cocina.

Y si bien el blanco es el protagonista del día, toda la gama cromática lo es de la noche. "El color ha sido inherente a una gran cantidad de ejemplos de arquitectura mexicana durante cientos de años, por lo que un paso natural para nosotros era usar la tecnología de nuestro tiempo para jugar con este elemento en las noches. La casa y sus muros se transforman a través de iluminación con color LED, transportándote a un estado anímico y contexto distintos". Y así es como tienes dos casas y en consecuencia, una sinfín de posibilidades de vivir de muchas maneras según avanza el día.