En esta casa se practica el 'hygge', bienvenida felicidad
El secreto de la felicidad danesa, conocido como 'hygge', se pone al servicio del estudio australiano Studiofour para proyectar esta singular vivienda originaria de los años 70 y de marcada personalidad
Los daneses, líderes en cuestión de índices de felicidad (según el Informe de Felicidad Mundial), llevan siglos rendidos a la filosofía hygge y a esa fórmula basada en disfrutar de las pequeñas cosas, de forma pausada, en un ambiente acogedor y rodeados de buena compañía. Partiendo de esa premisa, el estudio multidisciplinar Studiofour, con sede en Melbourne, ha desarrollado la reforma de esta vivienda originaria de la década de los 70, respetando su pasado pero con un giro actual, muy en línea con el origen danés de sus propietarios.
El proyecto, ideado para una familia de cuatro miembros, parte de una vivienda ya existente de un solo nivel del que se echaron abajo divisiones internas para hacer de los espacios comunes centros de reunión diáfanos, ideales para compartir buenos momentos con familiares y amigos. La fachada original de ladrillo visto se ha mantenido aunque las pequeñas ventanas que la acompañaban han sido sustituidas por grandes cerramientos acristalados que establecen un diálogo casi constante entre interior y exterior. Esta voluntad de casa abierta por parte de los propietarios fue una de las premisas a las que tuvo que hacer frente Studiofour. Para ello, fue clave mantener la sólida estructura de ladrillos que, además de su función aislante, le otorgaba alma al proyecto.
Si bien la entrada acentúa la horizontalidad del edificio y su fuerte carácter lineal a partir de un cuerpo compacto, una vez se accede dentro todo parece expandirse, ya no solo por la constante presencia de luz natural y vegetación, si no también porque los diferentes ambientes van dejándose ver paulatinamente. De este modo, aunque las diferentes zonas disfrutan de mucha superficie, cada una mantiene la dosis justa de calidez y confort. Paredes de ladrillo macizo pintado al carbón enmarcan el corazón de la casa, y desde la cocina se abre un acceso para conectar las zonas adyacentes de comedor y salón. Un mobiliario de estilo escandinavo, una decoración depurada sin apenas elementos superfluos, tejidos y materiales naturales y una paleta de colores tenues, contribuyen a crear una sensación espacial de calma y quietud, propia del estilo hygge. En ella no puede faltar una iluminación de tonos cálidos y, en el caso del salón, una gran chimenea entorno a la cual descansar y disfrutar del momento de paz entorno al fuego. Se logra así una casa moderna y con personalidad, singular y acogedora. En definitiva, un hogar en el que ser feliz.