Este típico piso en una finca regia del Eixample barcelonés, articulado por dos patios de luces, ya había experimentado una reforma hace 20 años, y lo había dejado todo muy diáfano. Al pasar el tiempo la forma de vivir evoluciona y esta vez el cliente quería otra habitación más, pero manteniendo el carácter diáfano al máximo posible. También quería mantener la predominancia del blanco del espacio original. Para huir de una ambientación monótona, BONBA Studio propuso utilizar materiales neutros y naturales, que harían el lugar lo más neutro posible y a su vez cálido.
El otro elemento que contribuye a dar una nota de calidez y juego cromático es una gran caja de madera de roble macizo, situada en la parte central, la cual alberga diferentes funciones –cocina-lavadero-baño y tercera habitación– que se esconden detrás de los paneles correderos y las puertas enrasadas del mismo material. Este volumen articula la vivienda en dos, día y noche, unas puertas a toda altura escondidas en él, también en roble, indican el corte. Se utilizó microcemento color gris claro para el pavimento del salón y cocina, zócalos y revestimientos del baño principal.