En la punta de una isla, cerca de Ámsterdam, asoma una misteriosa caja negra. Es la casa que los arquitectos de Studioninedots han diseñado para una joven familia. Una casa llena de contrastes y de sorpresas, con una dinámica espacial que articula el área abierta al paisaje con las habitaciones privadas, protegidas por un sofisticado velo de persianas.
Situada en el borde de la isla, frente a un parque, la forma de la parcela constituyó un verdadero desafío para la pericia imaginativa de los arquitectos, al tener que resolver el problema de cómo ubicar un volumen rectangular en un terreno en forma de diamante con ángulos agudos. En el lado norte, el volumen parece empujado hacia el extremo de la isla, extendiendo de ese modo la elevación en sentido sur-oeste: es decir, invitando al sol a entrar en la casa y permitiendo la visión del parque y la relación entre los interiores y la casa.
En la planta baja, la fachada de cristal penetra, en diagonal, en la sala (como escaparates de grandes tiendas que invitan, tientan o “conducen” el movimiento de los transeúntes hacia el interior), acentuando la sensación de apertura e intercambio entre los espacios. Ese quiebro esquinado en la pared de cristal crea, al mismo tiempo, una suerte de terraza cubierta, al abrigo del viento.
Debido a condicionantes normativos, parte de la vivienda ha sido construida en el subsuelo. Esta zona “secreta” o invisible contiene un dormitorio para huéspedes, baños, un almacén, un estudio y una sala de cine y de juegos para los niños. Interesante: a lo largo de la fachada sur se ha cavado en el terreno un vacío que permite la incidencia de los rayos solares en los cimientos. Esta última intervención transforma la apariencia del volumen de una manera dramática: a un lado, a ras de suelo, la casa se acerca a la orilla; del otro, está suspendida en el aire.
¿Flota el volumen en el agua y en el aire? Unos cuantos escalones salvan el acceso, devolviéndonos a la realidad de la materia y del diseño humano. En contraste con la grandiosa apertura y luminosidad del salón en la planta baja, la primera planta se complace en la intimidad. Los tres dormitorios están ocultos detrás de unas singulares persianas de acero negro perforado. Una de las sorpresas de la casa. Hay que ver qué efectos fantásticos produce, en los suelos y en las paredes, el mosaico de perforaciones geométricas dibujado en las persianas, que además (con solo apretar una tecla) se pliegan y se despliegan armoniosamente como acordeones. Cuando los postigos están completamente plegados, la casa se abre a la naturaleza, que puede contemplarse desde la cama o la bañera.
Caminando alrededor de esta alta caja negra de acero y cristal, la apariencia cambia: se hace más esbelta o más robusta, según el ángulo desde donde la miremos. Dicho de otra manera: una atmósfera de elegancia contemporánea, serena, despojada, sobria, espaciosa. El volumen metálico, negro y afilado se levanta frente al agua y a un gran parque. Y en los suelos del interior se producen pequeños y preciosos fenómenos ópticos gracias –insistimos en este detalle– al calado luminoso que las persianas perforadas dibujan en los suelos.