Este chalé proyectado por el arquitecto suizo Joachim Fritschy en Samoëns, una comuna de los Alpes franceses, irrumpe con fuerza y personalidad en un entorno autóctono alpino. Y lo hace a partir de líneas rectas y materiales nobles que evocan vanguardia en estado puro.
El proyecto, que lleva por nombre Frit01, se basa en una reforma y posterior rediseño de una pequeña casa unifamiliar cuyo interior y exterior están revestidos completamente de madera. La vivienda se ubica en pleno paisaje alpino, integrado gracias a la naturaleza de su revestimiento, y a la vez generando el contrapunto perfecto, a base de una construcción de impacto que rompe el ritmo vernáculo del entorno con una pincelada de contemporaneidad.
El arquitecto con sede en Ginebra ha creado un espacio de impacto que bebe del paisaje natural y lo enriquece en cada estancia. El emplazamiento del chalé ha sido clave en la concepción del proyecto, tal es así que se han minimizado las formas y potenciado las aperturas en forma de ventanas y tragaluces para lograr que la luz y el entorno natural exterior forme parte del interior. En lo que respecta a su asentamiento, el edificio de techo a dos aguas se encuentra en una discreta posición entre sus vecinos. Ajeno a miradas furtivas, los únicos elementos que hablan de su serena modernidad son las dos grandes ventanas cuadradas emplazadas en su parte frontal. El interior de la vivienda, donde predomina un diseño minimalista, ha sido elaborado con madera clara, confiriendo un cierto guiño al paisaje alpino que la rodea. Asimismo, la austera apariencia que proyecta el interior encuentra el equilibrio con la propia calidez que brinda la madera, dando como resultado un ambiente en calma. Todo ello apoyado con luz natural que incide a través de las aperturas y llena de claridad las diferentes áreas. El pavimento, las paredes, el techo y los muebles siguen todos una misma estética, una solución aparentemente sencilla a la vez que rompedora que parece envolver y arropar a quien la habita. En cuanto a la distribución, la planta baja alberga espacios comunes, como es la cocina, la sala de estar y el comedor; mientras que la planta superior está ocupada por los dormitorios, iluminados por tragaluces y presenta, como contrapunto, vigas decorativas pintadas en negro.
Junto al chalé, Fritschy ha proyectado una pequeña cabaña de planta cuadrada que sigue la misma línea estética de la anterior. En este caso, las aperturas solo son frontales, y se traducen en dos grandes ventanas que surten de luz natural todo el interior. Una coqueta cocina, totalmente integrada, comparte planta con la zona de estar, mientras que la planta superior, destinada a dormitorio, queda totalmente abierta.