Buenas vibraciones en el Cabanyal

De una ruina surge esta confortable vivienda de doble altura en el barrio de moda de Valencia, por el estudio El Departamento

Aleks Gallardo
Aleks Gallardo

Periodista especializado en interiorismo y diseño / Coordinador web de Arquitectura y Diseño

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Casa Valencia Cabanyal General salón.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

Casa Valencia Cabanyal Entrada.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

Casa Valencia Cabanyal Cocina, comedor y puertas.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

Casa Valencia Cabanyal Cocina.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

Casa Valencia Cabanyal Detalle Salón 2.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

Casa Valencia Cabanyal Salón hacia calle.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

Casa Valencia Cabanyal Detalle Salón.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

Casa Valencia Cabanyal Baño puerta.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

Casa Valencia Cabanyal Escalera.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

Casa Valencia Cabanyal Desde el altillo.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

Casa Valencia Cabanyal Terraza privada.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

Casa Valencia Cabanyal Baño interior.

Reforma de vivienda en Cabanyal, por El Departamento.

En el barrio más genuino de Valencia, al estudio de arquitectura El Departamento, con Alberto García Pérez y Marina Martín Arnal al frente, le encargaron transformar una ruina en una confortable vivienda. Del diálogo con el cliente, surgió este proyecto que conserva el carácter del edificio original pero con una interpretación contemporánea, llena de "buenas vibraciones".

El salón es el corazón de la casa. Unos altos techos aabuhardillados dan solemnidad al espacio y el ladrillo caravista recuerda que aún seguimos en El Cabanyal, que es donde los clientes querían estar. Observamos un segundo piso a la vista aprovechando la doble altura y, camino a la cocina, dos puertas sin tapajuntas y acabadas en arco, que rompen con la rotundidad cuadriculada del altillo de madera. Este ahora es de madera blanca, porque da más luz y porque así se consigue tapar unos nudos sin gracia.

La cocina no es una cocina: es el mueble más elegante del salón. Los electrodomésticos están escondidos y está pintada de un verde oscuro del que nunca te cansas. Un cajón de madera clara se abre en el centro de forma compensada y equilibrida. Al lado está el baño, el espacio más neutro y tranquilo de la casa, también el más pequeño, con los útiles para colada escondidos. Una de las paredes es casi todo espejo y el suelo exhibe un hermoso terrazo.

Subiendo por la escalera de chapa plegada, más una escultura que una escalera, se llega al altillo. Al subir descubres más de lo que te esperabas: a un lado tienes vistas al salón, al otro, a una terraza privada. El espacio para dormir está justo en el centro, en el intermedio entre el salón y el resto del barrio.

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