Blanco sobre negro

Un proyecto de Jean-Pierre Porcher cuya aparente sencillez formal esconde una compleja elaboración del espacio construido y su relación con el paisaje

Jean-Pierre Porcher 5

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La luz solar penetra en las estancias por encima y por debajo de ese “anillo de Saturno” que envuelve la construcción, creando una seductora y serena atmósfera.

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La edificación, de formas alargadas y rectilíneas, se levanta sobre un terreno ondulado, cubierto de prado verde y con dos grupos de viejos robles que fueron rigurosamente respetados a la hora de hacer el proyecto y situar la casa sobre la parcela.

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A pesar de que la casa se ubica en una urbanización, apenas se tiene conciencia del vecindario gracias a esta valla aérea, de hormigón pintado de blanco, que la protege y la aísla. La fachada opaca que da a la calle es de cinc negro para crear esa construcción en blanco y negro que querían los propietarios.

 

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Para enmarcar el vaso de la piscina se han elegido losetas de hormigón que dialogan con la trama geométrica que envuelve la fachada. Las butacas de exterior, en blanco y grafito, son el modelo Canasta, diseñado por Patricia Urquiola para B&B Italia.

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Mirado desde arriba, el salón, se percibe como un escenario espectacular, con su frente acristalado de seis metros de altura que capta unas vistas excepcionales cuando se está sentado en los sofás.

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El salón es uno de los espacios más impresionantes del conjunto de la casa, por su doble altura y por la transparencia de los cerramientos. El mobiliario se organiza en forma de U en torno a la chimenea. La alfombra Piped Border es de la firma Jab. Mesa de centro Charles, de Antonio Citterio para B&B Italia.

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La lámina azul de la piscina introduce una nota de color en el interior. El sofá es el modelo Frank, de Antonio Citterio para B&B Italia. La lámpara de pie blanca es la Spun Light F, diseñada por Sebastian Wrong para Flos.

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En la zona dedicada a comedor, el techo baja creando un ámbito más protegido y permitiendo empotrar focos en él para la iluminación indirecta. En primer plano, las mesillas Frank, de Antonio Citterio para B&B Italia.

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La gama de blancos de mobiliario, muros y techos se salpica con notas de color vivo como el cojín y el puf verdes. Los tonos neutros de sofás, alfombras y textiles crean una atmósfera relajada y serena. La gama de verdes del paisaje que entra por las cristaleras armoniza con la paleta cromática.

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La cesta que se utiliza para la vendimia convive con la butaca Doda, de Ferruccio Laviani, y la mesilla auxiliar Buddy. Todo, en Séssacional. Obra acrílica Musicien, de Jean-Pierre Porcher.

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El mobiliario integral es el modelo Vela, de Ferruccio Laviani para Dada. Encimeras, de Corian; campana extractora, de Pando, y electrodomésticos, de Míele. El juego de té es un diseño de Achille Castiglioni para Alessi.

 

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Al fondo, la obra Figure Fémenine, de Jean-Pierre Porcher. La mesa metálica es la Less, de Jean Nouvel; sillas Glove, de Patricia Urquiola. Todo es de Molteni & C. Lámpara Lady Costanza, de Paolo Rizzato para Luceplan.

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La combinación de materiales, pocos y selectos, es otro acierto de este proyecto. Mientras que el salón, auténtica matriz de la casa, se ha pavimentado con losetas de mármol blanco, la larguísima pasarela que conduce al acceso es de madera de ipé, creando contraste con el blanco de la arquitectura.

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El baño, que se comunica con el vestidor y el dormitorio, como en una suite, se caracteriza por el mueble que se adosa al perímetro, fabricado con Corian por Antonio Luppi. La escalera-toallero es el modelo Stairs, de G. Benedini para Agape.

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Para crear un ambiente más cálido, en el suelo se ha optado por una tarima de ipé. La grifería del lavabo es de Vola. Cosmética, de Ex Voto, adquirida en Arkitektura.

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Patricia Urquiola ha diseñado la cama Tufty Bed para B&B Italia. Las mesillas de noche Fat Fat son de la misma diseñadora y fabricante. Sobre ellas, lámpara de lectura Castore, de Michele de Lucchi para Artemide.

 

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La bañera, de líneas rectas, incorpora en uno de sus lados unos estantes que resultan muy útiles. Es el modelo Exline, diseñado por Benedine Associati para Agape. Toallas Hammam, adquiridas en la tienda Luzio.

 

Las casas más logradas responden siempre a algún deseo largamento acariciado del arquitecto o del propietario y, en los mejores casos, de ambos a la vez. Los dueños de esta gran casa la deseaban blanca y negra. El arquitecto Jean-Pierre Porcher se inspiró en el templo Minari Era, del japonés Tadao Ando, quien empleó el hormigón liso (con las marcas del encofrado visibles) como planos murales tectónicos que funcionan como superficies capoteas de luz; una arquitectura basada en tramas geométricas que ordenan el espacio y se relacionan vívidamente con el paisaje. Formas que ocultan su complejidad detrás de una aparente sencillez.

En este caso se trata de una construcción de formas alargadas y rectilíneas sobre un terreno ondulado, cubierto de verde liso y con dos grupos de viejos robles que fueron rigurosamente respetados. El elemento más notable del proyecto -un destello de imaginación arquitectónica- es el anillo perimetral blanco que ciñe la construcción a cierta distancia de la fachada de cinc negro y cristal. ¿Por qué esa especie de “anillo de Saturno” rectangular alrededor de la casa? La vivienda forma parte de una urbanización, pero apenas se tiene conciencia del vecindario ya que esa “vala” aérea la protege y aísla, y además, actúa como un singular filtro solar: la luz penetra en las estancias por encima y por debajo, creando una seductora atmósfera de serenidad y, a la vez, de dinamismo en los inmensos espacios blancos del interior.

El salón a doble altura, con un grandioso ventanal de seis metros de altura, es algo así como un “acontecimiento” en el transcurso de la experiencia de recorrer esta casa. Se mire desde donde se mire, se coloque uno en cualquiera de los ángulos que articulan este espacio, el escenario es igualmente notable. Y vienen a la memoria algunas ideas acerca del confort: algo que no es unívoco, sino que requiere una gama de atributos, una combinación de comodidad, eficiencia, ocio, calma, placer doméstico, intimidad y percepción del exterior.

El confort no se explica solo por los recursos de la tecnología, sino que implica una suma de sensaciones (algunas, inconscientes) no solo físicas, sino también emocionales e intelectuales. Es, en última instancia, un “misterio” difícil de explicar, pero muy fácil de sentir. El salón es la matriz de esta casa que es enteramente blanca por dentro, y blanca y negra por fuera. Con suelo de mármol, con una balconada (que une, en el piso superior, la biblioteca con los dormitorios) y altísimas transparencias que dejan ver a un lado la piscina rodeada de losetas de hormigón y que al otro lado funcionan como una vidriera de invernadero para la franja de magnolios que se han plantado justo debajo de la balconada. La blancura, las transparencias y la amplitud se reproducen en el resto de las estancias.

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