Viendo el resultado final de esta casa-estudio en el barrio de Lliria, en Valencia, resulta difícil adivinar cuál era su aspecto original. Lo que ahora es un apartamento colorido y funcional, en el que los espacios están unidos de manera original y fomentan la luz, antes era una vetusta oficina, oscura y poco práctica, de la que casi cuesta reconocer cada espacio. El mérito ha sido de una inteligente reforma llevada a cabo porAnna Solaz Estudi d’Arquitectura en la que, aunque llame la atención, se han respetado numerosos elementos del pasado del lugar.
Según explican desde el propio estudio, el piso, bautizado como Casa Ona, se encuentra en un edificio de los años 90 y, originalmente, lo ocupaban unos despachos en los que los espacios ya se encontraban conectados y reinaban los materiales nobles como hormigón, metal, terrazo y vidrio. El reto, tras más de 25 años funcionando con ese fin, era mantener una parte como estudio de arquitectura cediendo el resto del espacio para vivienda.
La zona de estudio es un espacio a doble altura con unos grandes ventanales al exterior.
Foto: Milena Villalba
La zona de estudio es un espacio a doble altura con unos grandes ventanales al exterior.
"Para llevar a cabo esta transformación se plantea, con los mínimos elementos posibles, transformar por completo el carácter del espacio en un hogar, añadir una capa más del tiempo respetando las reglas de juego del edificio existente y permitiendo a su vez la posibilidad de añadir nuevas capas, habitaciones o usos distintos en el futuro", cuentan desde el estudio. Así, con la nueva distribución el espacio se ha dividido en una zona de vivienda, distribuida en dos plantas distintas, la superior con salón, dormitorio y baño y la inferior con cocina y comedor, y un espacio de estudio caracterizado por su doble altura.
Uno de los elementos que más llama la atención de la casa es sin duda la escalera de caracol que, de estar escondida detrás de unos cerramientos opacos, ahora se ha desnudado convirtiéndose en el corazón de la casa. "Para materializar la vivienda se distinguen dos tipos de elementos, unos que forman parte de una capa fija, que equipa y permanece invariable y otros elementos móviles y más livianos que dan privacidad o transforman los espacios", señalan desde el estudio. Así, se han conservado elementos como el hormigón y la madera de abedul que contrastan con la ligereza y el color del mobiliario, las cortinas y las rejas de la escalera.
Además, para diseñar esos elementos divisorios móviles que pueden distribuir los espacios, se ha recurrido a los antiguos paneles de vidrio que dividían los despachos en la oficina anterior. Una vez desmontados, se han ensamblado de nuevo transformándolos en puertas correderas que separan la vivienda de la zona de trabajo. Además, a estas separaciones se les han añadido unos marcos que incorporan la geometría del cuadrado y el círculo, presente como un leit motiv en distintos elementos de esta vivienda-estudio que ahora disfruta de una segunda vida.