Un apartamento de 90 m2 en un barrio tradicional de São Paulo ha sido renovado por completo para encajar mejor con la personalidad de su nuevo propietario: un joven ejecutivo soltero, apasionado por el arte y la fotografía.
Las referencias que el propietario le enseñó al arquitecto, Diego Revollo, no tenían nada que ver con mobiliario o decoración de espacios. Eran más bien una recopilación de imágenes de su particular universo estético, donde despuntaba su pasión por el mar, por los tonos verdosos y azulados.
Toda la reforma de Revollo está enfocada a obtener un apartamento más práctico y confortable. Un cambio radical para que el propietario se sintiera en casa desde el primer día. De la distribución inicial, apenas queda nada. La casa estaba tan compartimentada que no había nada que, necesariamante, debiera mantenerse, así que ¿por qué hacerlo?
Puso un énfasis especial en la integración de los espacios, reduciendo el número de habitaciones. Aplicó algunas medidas radicales como eliminar un dormitorio para amplir el salón y abrir toda la cocina, dejándola sin puertas. Una vez eliminado el domitorio, la sala de estar creció hasta convertirse en el espacio principal de la casa. El baño también ha aumentado, incorporando parte del dormitorio de la doncella. El espacio restante se aprovechó para generar una pequeña oficina en casa.
Con las paredes y el techo pintados en gris claro, el suelo de madera coloreado en tono miel y parte de la carpintería hecha en el mismo color, se ha creado un sofisticada base decorativa en la que contrasta, tal y como deseaba el propietario, el color azul petróleo, su favorito.
La carpintería es otro de los puntos fuertes de la obra. Su protagonismo se hace todavía más evidente en las zonas húmedas. Revollo huyó del típico mobiliario de baño y apostó por modelos arriesgados que no le restan ni un ápice de elegancia al conjunto. Líneas retro, suelos de madera y los mismos tonos empleados en el comedor y en el dormitorio para que el resultado final resulte armonioso.