Puede resultar sobrio, pero la cantidad de luz y la reforma planteada por la diseñadora Elena Gorenshtein haciendo que todos los espacios se comuniquen, consiguen que los 72 metros cuadrados de este apartamento de Moscú sean tan acogedores como elegantes. Una premisa no siempre fácil de equilibrar. "Los clientes son una familia de banqueros con dos gatos y que planean vivir en este piso no más de siete años". Así que había que buscar la comodidad sin renunciar a un estilo muy sobrio y definido. "Se optó por distribuir la vivienda en una zona común con sala de estar y cocina, un dormitorio, un vestidor separado, un baño, un baño de invitados y un cuatro con lavadora".
Querían unir todo el espacio tanto como fuera posible y no dejarlo compartimentado en pequeñas habitaciones, para que todas las ventanas de la casa fueran visibles desde diferentes puntos a la vez. Esto cobra más importancia cuando se trata de espacios que no son demasiado grandes, como es el caso del apartamento. Con esta solución, incluso desde el baño se puede ver la sala de estar detrás del vidrio de colores. De esta forma, la sensación que uno se lleva es que el piso es más grande de lo que realmente es.
¿Y cómo hacer cálido el proyecto? Elena Gorenshtein lo tuvo claro. "Este piso tiene techos de más de tres metros y medio y ventanas de suelo a techo en ambos lados. Queríamos calentar este espacio, especialmente en invierno, cuando la vista desde las ventanas a la nieve parece que mete el frío en la casa. Por eso optamos por poner mucha madera en el interior. Y como los clientes querían un espacio oscuro, los tonos se mueven entre grises y marrones oscuros". Si le añadimos como materiales el gres porcelánico de gran formato, latón, y chapa de cerezo en el techo, el resultado es perfecto.