A un espacio vestido con vigas, columnas y muros de hormigón, Marc Merckx ha respondido con calidez y alma. El edificio residencial modernista que cobija este apartamento, trazado por Paul Meekels –un importante arquitecto de la posguerra cuyo trabajo se ha circunscrito sobre todo a Amberes– data de los años setenta, y su estructura de hormigón no se podía modificar. La pareja propietaria, que se mudaba de una gran villa en las afueras al centro de la urbe, compró tres apartamentos, y pidió unirlos en uno solo que emanara una sensación muy abierta, con una paleta matérica natural que trascendiera el tiempo, que no irradiara frío y que aportara equilibrio a la pureza del lugar. Así, el primer desafío de Merckx fue eliminar los muros de carga y organizar los espacios dentro del esqueleto existente. En una superficie útil de 310 metros cuadrados (excluyendo las terrazas de la calle, de 30 metros cuadrados, y una gran azotea en la parte trasera de 245 metros cuadrados) dispuso la zona de noche a un lado y la de día a otro con el fin de beneficiarse de los grandes ventanales.
A continuación, determinó los materiales centrales: piedra (la caliza muschelkalk arenada), madera (roble blanqueado y envejecido para el suelo), estuco (aplicado como una nueva piel para todo el apartamento) y terrazo. Una selección muy restringida que le permitió poner el foco en el propio espacio. "Siempre me gusta utilizar materiales que tengan algún tipo de alma o cuerpo. Cálidos en un aspecto y atemporales en otro. Los envejecemos y suavizamos las superficies para darles profundidad y dimensiones adicionales", dice Merckx, al que suelen definir como racionalista, minimalista y funcionalista.
Los propietarios exigieron un piso luminoso y abierto con el máximo contacto con el exterior. "En la parte de la calle, la mayoría de los espacios habitables están ubicados detrás de terrazas. Están un poco apartadas y tienen calefactores discretamente instalados para que puedan aprovecharlas al máximo. En la azotea trasera se puso abundante verde, entre plantas con flores y árboles pequeños".
Por último, Merckx vistió las estancias con muebles modernos de los años cincuenta, como las sillas Chandigarh de Pierre Jeanneret y la mesa Forme Libre de Charlotte Perriand. Las fotografías de Peter Lindbergh, pertenecientes a la colección personal de los dueños de la casa, completan el conjunto.