Hasta hace poco, aquí venían los vecinos del barrio a comprar. Pero esta antigua tienda es ahora un piso con todos los requisitos para vivir y algunos guiños al arte. El responsable de esta transformación es el estudio Fala, de Porto.
El estudio ha derribado parte de la parte trasera para poder incluir un jardín y, de esta forma, proporcionar a los propietarios un espacio en el que respirar aire fresco. Las paredes y las puertas juegan un papel protagonista en esta casa en la que el arte se manifiesta en pequeñas y acertadas dosis.