Hay espacio para vivir y para trabajar en esta antigua fábrica de chicles en el sur de Londres, convertida ahora en un minimalista loft.
El espacio conserva detalles del pasado como las vigas de madera y de acero. Las ventanas de cuarterones también ayudan a dar personalidad.
Huyendo de fórmulas convencionales, se ha apostado por situar los dormitorios y el baño en la planta baja y la sala de estar arriba, en la antigua planta de la fábrica. El resultado es una vivienda con generosos volúmenes y con suficiente espacio como para incluir una home office para trabajar en casa. La cocina comunica con un patio privado con un estudio adicional, que se puede usar para trabajar, para vivir, ¡o para ambas cosas!